Libro El Falsificador

“Mi nombre lo debo a un error, me habían asignado el del marido rico de mi madrina: Ubaldo. Pero el destino quiso que el escriba, secretario o funcionario de turno, con mal oído y poca formación entendiese y escribiese Oswaldo.
Con este comienzo, no resulta extraño que mi vida se haya tejido a partir de confusiones y malentendidos …”

Ateniéndonos a este punto de partida, Neus y yo, compartimos el proceso de revisar y poner un poco de orden en lo que ha sido hasta ahora mi trayecto de vida.

Empezamos el viaje por mi presente reciente más oscuro, lo llamo así porque estuve privado de la luz solar durante todo el tiempo que permanecí en el centro penitenciario de Chicago. Me encontré encerrado en un cubo.

Allí, en una prisión estatal americana, retengo en mi memoria a base de palabras y papel, lo que sucede. Solo y sin compartir lengua ni cultura, me enfrento a una realidad áspera y dura. Me desplazo por una línea temporal contra la que impactan mis recuerdos del pasado y de la que crecen moralejas o reflexiones en forma de cuentos.

El ejercicio físico que hago a escondidas y escribir me mantienen cuerdo y con vida. Sé que si consigo salir de este encierro no podré llevarme ni una hoja de mis escritos, solamente la Biblia, en ella empiezo mis primeros apuntes, pero pronto consumo los espacios en blanco; así que envío por correo postal a mi exmujer todo lo que escribo e inicio una inesperada colaboración, que curiosamente con el tiempo y a mi vuelta a Barcelona, prospera en forma de libro. Donde encontrarás experiencias, situaciones y acciones, que yo mismo consideraría inverosímiles si no fuera porque las he vivido.

Una existencia definida por la ambición, el deseo, el afán y la avidez sobre el “tener” y la aspiración de “ser”, un caballero intrépido, osado, valeroso y resuelto.

No obstante, teniendo en cuenta que nada es absoluto, solamente la muerte; te aconsejo la aplicación de aquella frase que dice: “Lo que sucede conviene” y a continuación: ¡Qué buena suerte, qué mala suerte!

Espero que la lectura te sea, si no provechosa, al menos entretenida.